EL ANTES Y EL DESPUES DE LAS ACTRICES QUE ME QUITARON EL SUEÑO

EL ANTES Y EL DESPUES DE LAS ACTRICES QUE ME QUITARON EL SUEÑO

JAVIER DE LUCAS

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MIS ESTRELLAS

La primera actriz que me enamoró fue Terry Moore. Nos quitó el sueño (a mi hermano y a mí) cuando la contemplamos extasiados en "Duelo en el fondo del mar", una película de aventuras que vimos cuando teníamos doce o trece años en el cine Palacio de la Música, y en la que hacía de la adolescente novia de Robert Wagner. Cuando la volví a ver en "Vidas borrascosas", el hechizo se esfumó. Creo que la siguiente fue Arlene Dahl, que me enamoró en "La mansión de Sangaree", me siguió enamorando en "Rifles de Bengala" y "La legión del desierto" y me desenamoró en "Ligeramente escarlata", donde la cambié por Rhonda Fleming.

Luego vinieron muchas más (yo era, cinematográficamente hablando, muy enamoradizo), pero también bastante voluble: en una película, quizá en dos o tres a lo sumo, se producía el flechazo, y en la siguiente, el olvido. Así ocurrió, por ejemplo, con Kim Novak, uno de mis grandes amores de cine, en "Un extraño en mi vida" (me dejó sin aliento), siguió con "Me enamoré de una bruja" y "Vértigo", y terminó con "Moll Flanders".

Después, las demás. Virginia Mayo en "Juntos hasta la muerte", Brigitte Bardot en "Y Dios creó a la mujer", Carroll Baker en "Gigante" y "Los insaciables", Jennifer O´Neill en "Verano del 42", Ursula Andress en "Doctor No", Elke Sommer en "Bahía de Palma", Cybill Shepherd en "Taxi driver", Kim Basinger en "Nueve semanas y media", Sharon Stone en "Instinto básico", Jennifer Connelly en "Labios ardientes", Grace Kelly en "Atrapa un ladrón", Caroline Munro en "La espía que me amó"...

y así otra y otra...y otra después de otra.